Hace años que muchos científicos ven detrás de estos gigantescos primates unos fósiles en concreto, los del Gigantopithecus blackii. Ahora, un científico canadiense ha datado algunos de los restos, para llegar a la conclusión de que estos enormes simios, de más de tres metros de altura, convivieron con el hombre hace unos 100.000 años. El primate más grande jamás encontrado habitó en el Asia suroriental hace un millón de años, y hasta ahora se creía que nunca había llegado a convivir con los humanos. Pero las investigaciones realizadas por el doctor Jack Rink, de la Universidad de McMaster, en Ontario, sitúan a este orangután hace tan sólo 100.000 años. Una época en la que los Homo Sapiens comenzaban a sustituir a los Homo Erectus en esta zona. Y quizá fueran estos seres primitivos los que comenzaron a trasmitir la leyenda de esos orangutanes de un tamaño enorme que aún hoy pasa de padres a hijos en muchas localidades de Asia. El primero en encontrar restos de este enorme primate fue el paleontólogo holandés G. H. Von Koenigswald, que en 1935 encontró en una farmacia-herbolario de Hong Kong una muela amarillenta entre los "huesos de dragón" que tenían a la venta. En la cultura tradicional china, los denominados ‘huesos de dragón’ -restos de fósiles, básicamente dientes- tienen un enorme poder curativo, por lo que su obtención y comercialización es muy frecuente. Fue entonces cuando, tras investigar la procedencia de este raro diente, los arqueólogos dieron con varios yacimientos en China donde encontraron restos de lo que catalogaron como Gigantopithecus blackii, un simio de unos tres metros de altura, 450 kilos de peso y dieta estrictamente vegetariana. Durante unos 80 años, científicos de todo el mundo han estudiado los fósiles -poco más que unos colmillos y mandíbulas- para tratar de averiguar si esta enorme especie de primate estaba relacionada con los primitivos seres humanos. Ahora el geocronologista Rink ha utilizado una tecnología de absoluta precisión para datar esos dientes, y llegar a la conclusión de que pertenecen a animales que pudieron convivir con hombres. "Era la pieza que faltaba en el puzzle, determinar que estos primates realmente coexistieron con humanos en una época en la que éstos estaban viviendo cambios gigantescos", señaló el científico. Según el paleobiólogo español José María Bermúdez de Castro, hace "unos 100.000 años los Homo Erectus que ya habitaban esas regiones asiáticas comenzaban a ser sustitudos por los Homo Sapiens". "La talla de estos molares, de una pulgada de ancho, nos permite determinar que se trataba de unos primates de gran tamaño", aseguró el doctor Rink. Ahora, su equipo de científicos trata de averiguar si unos fósiles encontrados en Tailandia son también de Gigantopithecus blackii, lo que podría atestiguar que estos primates se extendieron por otras zonas de Asia. Para datar los fósiles, Rink ha utilizado técnicas de alta precisión como la resonancia de ‘electro espin’ (ESR), la misma que se utiliza en yacimientos como el de Atapuerca, precisamente "por su gran fiabilidad y precisión para poner fecha a fósiles muy antiguos", según confirmó Bermúdez de Castro. El análisis de los colmillos ha permitido además a Rink confirmar que estos orangutanes se alimentaban de vegetales, especialmente bambú. |
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