En un asombroso estudio de décadas de duración sobre la personalidad como predictor de la longevidad, se han obtenido resultados inesperados, que contradicen muchas suposiciones ampliamente aceptadas.
Howard S. Friedman (Universidad de California en Riverside) y Leslie R. Martin (ahora en la Universidad de La Sierra en Riverside) han examinado, pulido y complementado durante los últimos 20 años, datos reunidos por el ya fallecido psicólogo Louis Terman de la Universidad de Stanford y por investigadores posteriores, sobre más de 1.500 niños que tenían cerca de 10 años cuando se les estudió por vez primera en 1921, y de quienes se ha hecho un seguimiento a lo largo de sus vidas.
Uno de los hallazgos que mayor asombro causa, incluso para muchos de los científicos que han trabajado en la investigación, es que los sujetos de estudio que eran los más joviales y tenían mejor sentido del humor (al menos en su niñez) tuvieron vidas más cortas, en promedio, que quienes eran menos joviales y menos bromistas. Los individuos con mayor prudencia y constancia fueron quienes conservaron mejor la salud y vivieron más años.
Parte de la explicación parece radicar en el modo de comportarse para cuidar la salud. Los niños alegres y despreocupados, que mantenían esa personalidad al hacerse adultos, tendían a correr más riesgos con su salud a lo largo de los años. Si bien un enfoque optimista puede ser útil durante una crisis, los investigadores han constatado que, como norma constante de estilo de vida, tener siempre el firme convencimiento de que todo va a salir bien, puede ser una peligrosa actitud frente a la vida, porque puede conducir a descuidar las cosas que son importantes para la salud y para una larga vida.
En cambio, la prudencia y la constancia promueven una gran cantidad de beneficios importantes de salud durante la vida. Los datos del estudio indican que la felicidad no es necesariamente una causa de la buena salud como muchos científicos tienden hoy a creer, sino que más bien la felicidad y la salud suelen ir juntas, porque tienen raíces comunes; una persona que goce de buena salud tiene mejores oportunidades de ser feliz.
Muchos de los otros hallazgos son también inesperados. Por ejemplo:
- El matrimonio puede ser bueno para la salud de los hombres, pero es indiferente en el caso de las mujeres. Los hombres con un matrimonio estable y duradero eran propensos a vivir hasta los 70 años y más allá. Menos de un tercio de los hombres divorciados tenían probabilidades de vivir hasta los 70. Y los hombres que nunca se casaron vivieron algún tiempo más que quienes se volvieron a casar y bastante tiempo más que los divorciados, pero no vivían tantos años como los que disfrutaban de un matrimonio estable.
- Estar divorciada es mucho menos dañino para la salud de las mujeres. Las que se divorciaron y no se volvieron a casar vivieron casi tanto como las que disfrutaron de un matrimonio estable.
- El consejo de procurar no trabajar mucho y no estresarse no parece servir para tener mejor salud y vivir más años, salvo en casos extremos. Los sujetos que estaban más involucrados y más comprometidos con sus empleos fueron a quienes les fue mejor. Los hombres y las mujeres más trabajadores vivieron mucho más tiempo que sus compañeros más relajados.
- Comenzar la escolarización demasiado temprano es un factor de riesgo que aumenta la mortalidad. Tener suficiente tiempo para jugar y ser capaz de relacionarse con los compañeros de clase es muy importante para los niños.
- La compañía de mascotas, como por ejemplo perros y gatos, no está asociado con un mayor tiempo de vida. Las mascotas hacen compañía a sus dueños y sin duda pueden mejorar su bienestar, pero no son un sustituto de los amigos humanos.
- Las personas que se sienten amadas y cuidadas experimentan una mejor sensación de bienestar, pero esto no ayuda a prolongar sus vidas. El más claro beneficio para la salud aportado por las relaciones sociales está en adquirir hábitos saludables por influencia de esas personas cercanas. Los grupos con los que más a menudo se relaciona una persona contribuyen de manera importante a determinar su evolución como persona, y su estilo de vida, con consecuencias buenas o malas para la salud. Si usted se relaciona con un grupo de amigos que consumen mucho alcohol y detestan hacer ejercicio físico, la influencia que ellos ejerzan en usted le hará tener peor salud que si se relaciona con un grupo de amigos que beben poco y se divierten practicando deportes.
subido por jiale
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