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lunes, 11 de abril de 2011

Kepler analiza la "música" de 500 estrellas como el Sol


Kepler analiza la "música" de 500 estrellas como el Sol
El satélite de la NASA ha logrado medir con una precisión sin precedentes las oscilaciones o vibraciones de una población de 500 estrellas similares al Sol. Con estos datos, inexistentes hasta la fecha, se podrán comprobar o refutar los modelos clásicos sobre formación y evolución estelar. Antes de Kepler, se conocían con detalle sólo 25 estrellas de tipo solar. Los nuevos datos de conjunto permitirán adentrarse en el pasado y el futuro del Sol y de la Vía Láctea.

Comienza una nueva etapa de la astrofísica estelar. La misión Kepler de la NASA se ha convertido en un 'auditorio' para ‘escuchar’ las estrellas hasta ahora inimaginable. El equipo de astrosismólogos internacional que trabaja con el satélite estadounidense, en el que participa el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), ha logrado medir por primera vez las oscilaciones (vibraciones o sonido) de 500 estrellas similares al Sol. Con el hallazgo, que publica esta semana la revista Science, se obtendrá una información precisa sin precedentes sobre las poblaciones estelares de la Vía Láctea, lo que permitirá comprobar o refutar los modelos clásicos sobre evolución y formación estelar existentes hasta la fecha.

Las estrellas vibran u oscilan como instrumentos musicales: en función de su tamaño, estructura, composición química, estado evolutivo, etc., tienen un 'sonido' determinado, esto es, un espectro de vibración que las caracteriza. La astrosismología se encarga del estudio de estos sonidos de las estrellas.

Dos investigadores del IAC, Antonio Jiménez y Clara Régulo, han participado en este estudio liderado por la Universidad de Birmingham (Reino Unido). “Antes de Kepler, teníamos datos sólo de 25 estrellas de tipo solar. Al poder detectar y caracterizar ahora los espectros de oscilaciones de 500 estrellas, podemos determinar sus masas, radios y propiedades internas, lo que nos puede dar una imagen mucho más clara del pasado y del futuro de nuestro Sol y nuestra galaxia”, explica Jiménez.

Los astrofísicos podrán, por ejemplo, seguir una estrella del tamaño del Sol en diferentes momentos evolutivos, lo que equivaldría a poder observar al Sol a lo largo de sus miles de millones de años de vida.

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